viernes, 27 de septiembre de 2013

Un derby en un tablero de ajedrez

Yuri Trenki, ajedrecista superdotado, hijo del deshielo soviético, luchó por el campeonato del mundo, a finales del siglo pasado, una mañana de sábado descorazonadamente frío. La noche anterior, Trenki no pudo dormir. Porque sabía que no era el mejor. Porque sabía que había tenido siempre demasiada suerte. Y porque sabía que su matrimonio era una ruina, y su mujer no sabría encajar más viajes, por el mundo desbocado del tablero de blancas y negras.
Como siempre, horas antes de una partida trascendental, Yuri Trenki dio un paseo por los alrededores del hotel. Su último paseo antes de una partida.
Oxígeno, árboles, estallando en el amanecer, todo lo bueno que la vida puede ofrecer ante los ojos de Yuri Trenki.
El público, que asistía a la final del campeonato del mundo, no respiraba, parecía esculpido en sus asientos por el tiempo y la costumbre. Entonces, Yuri Trenki se levantó, después de dos horas de pugna entre blancas y negras, entre la victoria y la derrota, entre cadenas y rosas, dio la mano a su oponente, un joven sueco, astuto y barbilampiño, miró a su mujer, intensamente, y abandonó la partida.


Tras de sí, el aliento inusual y atónito de los espectadores petrificaron el rey perdedor de Trenki, que caía contra el tablero, a cámara lenta, como un boxeador contra la lona.
Mañana por la noche, en este otoño especulativo de Madrid, Yuri Trenki estará entre los espectadores del Santiago Bernabeu, y hará el saque de honor. Después del partido, visitará a los jugadores en el vestuario. Y les dará las gracias en un español voluntarioso y agradecido. Y les dirá, también, que fue el fútbol, concretamente el fútbol español (el único canal internacional de televisión que su antena captaba, era la liga española) quien le hizo soportar, en su exilio del mar Negro, el desasosiego del alma, y le salvó de la desolación, después de abandonar el ajedrez.
Probablemente ni Ancelotti ni Simeone, conozcan esta historia. Por eso, esta noche, más que nunca,  nosotros disfrutaremos del partido, será la fiesta del fútbol español. Cuando Yuri Trenki golpeé el balón hacia las nubes del infinito, su mujer estará en las gradas emocionada. Con una pieza de ajedrez entre los dedos: un rey vencedor.









martes, 17 de septiembre de 2013

Nos va a ir muy bien en este curso

Un libro perdido en una playa, las hojas, al viento, mojadas del yodo y salitre del mar, y otros veranos que vendrán.
Calamares a la romana, pincho de tortilla, un pepinillo, una cebolleta y un boquerón en vinagre ensartados en un mondadientes, un refresco bien frío o una horchata, y un toldo de lona azul que nos protege de la virulencia del recuerdo del verano que ya no es.
Y el cielo sube.



La esperada nueva novela de Vargas Llosa, películas que nos han invitado a disfrutar del polar aire acondicionado de las salas. Tú eres el siguiente, Elysium, una visión naturalista de un futuro no tan lejano que arañaba los ojos, Aviones, otra entrega de la factoria Pixar, La mejor oferta, y el amor tricionado, El llanero solitario, los jóvenes con poderes ocultos de Cazadores de sombras, Brad Pitt salvando al mundo y la taquilla en Guerra Mundial Z
 Y un alumno que estrena colegio, curso, clase y compañeros, y se dice a sí, mientras coge aire antes de enfrentarse con el miedo en el estómago: “Me va ir muy bien en este curso”
Y el presente de este curso que nos irá muy bien a todos. Porque este será el mejor curso de nuestra vida, y aquí lo veremos, y aquí lo contaremos, con contra vuestra ayuda, con vuestra colaboración, con vuestros comentarios, con vuetras opiniones, con vuestros sentimientos.
Un entrenador italiano que cuestiona la rotación de la tierra con la suplencia del mejor portero del mundo.


Un sentiminento de desacuerdo se instala en el paladar. Y no se va. ¿Saldrá Casillas del reino de las sombras?
Decidnos.
Y mucha suerte. Para todos.