En el puente de del Pilar fui con mi familia la Laguna Negra. Iba en muletas y tuve que subir en autobús al último aparcamiento. Una vez allí, subí un gran trecho de rocas hasta arriba haciendo un gran esfuerzo por una escalera esculpida en piedra granítica.
Al llegar a la cumbre me quedé asombrado
ante la Laguna Negra, "una laguna pequeña pero hermosa rodeada de una
muralla gigantesca de rocas donde anidan las águilas y los buitres y a donde
las gentes de la sierra no osaban acercarse" como escribió Antonio Machado
en su poema "La tierra de Alvargonzález".
La realidad superaba la imaginación y mi
esfuerzo había merecido la pena.
4ºA
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